El jardín del Museo Lázaro Galdiano


El jardín histórico de Parque Florido

El jardín del Museo Lázaro Galdiano

El jardín del Museo Lázaro Galdiano debe entenderse como una repetición formal de los principios expuestos en los tratados de jardinería de finales del siglo XIX, como una derivación del estilo paisajista que se impuso en el siglo XVIII, adaptando lo que los franceses llamaban un “hôtel de ville” al clima madrileño y al gusto isabelino. El parque representa una pieza esencial no sólo por su trazado sino también por ser uno de los pocos conjuntos de palacete y jardín que han sobrevivido en Madrid hasta nuestros días.

El acceso al jardín es libre durante el horario de apertura del Museo excepto los días que se celebren eventos privados.

El jardín de Parque Florido


Sobre su realización, la documentación conservada únicamente menciona –en 1908, poco antes de la inauguración de la residencia de los Lázaro– la intervención de Alfonso Spalla, ilustre paisajista de origen turinés que estudió en el jardín botánico de Kew y en Madrid, a donde llegó por mediación del cónsul de Italia para realizar los jardines del palacio del Duque de la Mortera en la calle Miguel Ángel. Spalla permanecerá en España el resto de su vida llevando a cabo numerosos jardines en los que seguirá siempre las tendencias francesas que tan bien había aprendido durante su estancia en París.

En el siglo XVIII la época dorada del jardín formal francés había llegado a su fin con la irrupción de la moda paisajista –el llamado jardín inglés– que había dado paso a su vez, hacia mediados del siglo XIX, a un curioso estilo “mixto” en el que sin reparo alguno se combinaba la rigidez de los trazados formales con la sinuosidad del estilo naturalista. El jardín de Parque Florido es heredero directo de estas tendencias –como demuestran los ejemplares de los tratados de época que el propio Lázaro guardaba en su biblioteca– que en España se entremezclan con una herencia jardinera isabelina que les contagia cierto amaneramiento, impidiéndoles alcanzar la creciente simplicidad con que se desarrollaría este estilo en otros países de Europa. Nos encontramos, por lo tanto, con un jardín de líneas suaves y trazado sencillo, organizado en torno al edificio principal que se asienta en el centro de la parcela, estableciéndose unas vías principales de comunicación entre el palacete y las entradas desde las calles de Serrano y Claudio Coello.

Jardín de Parque Florido, actual jardín del Museo Lázaro Galdiano

El resto del espacio se compone de ondulantes caminos enarenados que describen unas isletas de forma irregular, ovalada o circular, de sección ligeramente abombada, recubiertas con pradera y plantas tapizantes. El repertorio estilístico de la época también incluía los llamados canastillos de flores, con distintos dibujos, en los que se perfilaban emblemas, monogramas o escudos de armas, y que dieron lugar a la llamada mosaicultura o arte de ordenar las plantas como un mosaico o tapiz.

Siguiendo la tónica del momento, el jardín contaba con un repertorio arbóreo muy variado que incluye palmeras, coníferas y frondosas. El recorrido lo amenizaba la colección de arte, que no se restringía solamente al interior del palacete sino que continuaba en el jardín, tal y como testimonian los bustos de los emperadores o la estatua de Galatea que permanecen en él tras el proyecto de recuperación acometido en el año 2004 por el estudio de paisajismo CITEREA.

El estudio de la vegetación ha sido uno de los puntos más importantes a la hora de recuperar el jardín histórico de Parque Florido. Para ello se ha realizado una exhaustiva investigación dirigida a determinar no solo las plantaciones utilizadas en su momento sino también el uso, forma y composición que se hacía de cada una de ellas. Fruto de estos análisis es el jardín que hoy podemos disfrutar, en el que las plantaciones se eligen y disponen siguiendo los criterios establecidos por la corriente en boga a principios del siglo XX: la mosaicultura.

Plano del proyecto para el jardín del Museo Lázaro Galdiano

  • Plano del proyecto de rehabilitación del jardín del Museo Lázaro Galdiano por Citerea (2005).

Varios factores van a influir en la definición de este estilo, y entre ellos es importante destacar que alrededor de 1860 se ponen de moda las plantas con follaje ornamental (colores negros, rojos, grises, entre las que se incluyen un sinnúmero de novedades botánicas que llegan desde la India, de América del Norte y del Sur, de China, Japón... agrupadas en masas homogéneas y dispuestas según dibujos geométricos rectos o curvilíneos donde el color juega un papel importante en la composición, no solo en épocas de floración sino también durante todo el año: de ahí los contrastes estacionales que se pueden observar en el jardín de parque Florido.

Los avances en genética, que ya habían culminado a principios del siglo XVIII en la creación de los primeros híbridos, van a dar paso hacia mediados del XIX, después de muchos años de selección por parte de viveristas y productores, a variedades enanas de los principales grupos de plantas que permitirán el control de las especies formando masas muy compactas, de alturas idénticas y floraciones simultáneas.

De igual manera, las intervenciones tecnológicas también aparecen en el jardín, y la llegada de la segadora de césped y del riego automático van a permitir que, junto con estas plantas de llamativos colores que provocan fuertes contrastes entre unas y otras, se extiendan suaves praderas perfiladas de tal manera que todo el conjunto dé una gran sensación de control tanto del espacio como de los elementos vegetales: es el inicio de la jardinería “moderna”.

Cedro del Himalaya en el jardín del Museo Lázaro Galdiano

  • Cedro del Himalaya en el jardín del Museo Lázaro Galdiano.

Árboles y plantas


Entre las especies que se encuentran en el jardín de Parque Florido, más de sesenta –arbolado, masas arbustivas, trepadoras, flores–, un detenido paseo por sus ondulantes caminos te permitirá contemplar especies como:

Cedro del Himalaya (Cedrus deodara)

Árbol de gran talla, que puede alcanzar los 70 m de altura, con porte piramidal. La corteza es gris oscura, resquebrajada en escamas irregulares. Ramificaciones colgantes. Acículas largas, de color verde plateado. Cono erecto, ovoide, con ápice redondeado.

Acanto (Acanthus mollis)

Planta vivaz, de 40 a 50 cm de altura. Las hojas son lobuladas, verde oscuro y muy ornamentales. Las espigas florales que aparecen en junio-julio, tienen de 40 a 60 cm de altura. Portan flores de pétalos blancos o ligeramente rosados y van abriéndose paulatinamente desde la base hacia la cúspide. La base está provista de brácteas con borde espinoso.

Magnolia (Magnolia x soulangeana)

Es un arbusto de hoja caduca, que en ocasiones puede alcanzar la talla de un árbol. Al inicio de la primavera las flores cubren el arbusto por completo antes de la brotación de las hojas. Las flores son blancas, con los pétalos manchados de púrpura en su base, verticales y en forma de taza. Los capullos son mucho más estrechos que las flores, y su brote es muy irregular.

Ofiopogon (Ophiopogon planiscapus “Nigrescens”)

Planta perenne, que forma grupos pluriindividuales de porte extendido. Alcanza una altura de 23 cm y una anchura de 30 cm. Posee un característico follaje herbáceo y negro. En verano produce racimos de flores lilas a las que siguen frutos negros.

Verónica (Hebe x Amy)

Arbusto perenne que puede alcanzar 90 cm de altura. Tiene una forma compacta y redondeada. Sus hojas jóvenes son carnosas y de color morado cuando maduran tornan a verde oscuro. Las flores, que aparecen a lo largo de todo el verano, son de color violeta y forman inflorescencias cónicas en los extremos de los tallos.

Jardín del Museo Lázaro Galdiano

Ciclamen (Cyclamen sp.)

Planta de flor que alcanza 12 cm de altura. Posee un tallo subterráneo carnoso, peciolos largos y carnosos sobre los que se asientan las hojas. Estas son acorazonadas, de color verde oscuro con motas plateadas y rojizas por el envés. Las flores, de color rosa o blanco, provistas de cinco pétalos vueltos hacia atrás, aparecen en primavera.

Jazmín estrellado (Trachelospermum jasminoides)

Planta trepadora, perenne, de tallos leñosos y retorcidos. Las hojas son ovales y pueden alcanzar 10 cm de longitud. En verano producen flores blancas, muy aromáticas que dan paso a frutos con forma de legumbre de hasta 15 cm de longitud.

Abeto de Colorado (Picea pungens “Montgomery”)

Conífera enana que puede alcanzar los 1’5 m. Las ramas horizontales forman un conjunto piramidal más o menos alargado. El follaje de color glauco es espeso y muy oloroso cuando se frota. Posee frutos en forma de conos cilíndricos amarillo pálido.

Laurel (Laurus nobilis)

Árbol de tamaño medio, perennifolio de copa densa y algo irregular. La corteza es de tono muy oscuro y áspero. Sus hojas son estrechas, duras, de color verde oscuro y aromáticas. En primavera produce flores pequeñas, estrelladas, de color amarillo pálido que dan lugar a frutos negros esféricos. Los sexos se localizan en plantas distintas por lo que solo las hembras producen fruto.

Jardín histórico del Museo Lázaro Galdiano

  • Abetos de Colorado en el jardín del Museo Lázaro Galdiano.

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